viernes, 29 de mayo de 2015



¿Qué es la voluntad?

La voluntad es, en último término, la voluntad de Dios, la voluntad de que el Ser sea.  Dicho de un modo un poco más sencillo, es la decisión de que lo perfecto sea perfecto, de que el amor sea amor,  infinito e incondicional; y por lo tanto, de que el Ser -y por ende, todos los seres- sean completamente felices, gocen de completa dicha y de una paz absoluta y eterna.  

Esta voluntad, por ser la de Dios -y a la vez la de toda la creación- es inquebrantable, está asegurada y no hay nada ni nadie que pueda evitar que se cumpla en cada momento y por siempre.   

¿Por qué entonces tenemos tan a menudo la experiencia de que esa voluntad no se cumple?
La respuesta a esta interrogante es un tanto compleja, pero vamos a intentar desarrollarla de la mejor manera posible. 

Lo que ocurre con la mente humana es que ha quedado atrapada en una falsa voluntad y esto ha provocado la distorsión de todo lo que esta mente percibe como “la realidad”.  De acuerdo a la sabiduría más elevada a la que hemos tenido acceso los seres humanos, lo único que existe es el “Ser” (El Ser es y el no Ser no es).  Y la realidad del Ser es la Unidad Absoluta.  El Ser posee y es a la vez Mente; esta es una Mente Única y por lo tanto, goza de perfecta Unidad.  

Sin embargo -y aquí las cosas se complican- esta Mente Única, a pesar de estar totalmente completa, tiene no obstante la característica intrínseca de expandirse dentro de sí misma (No recomiendo tratar de entender esta paradoja, pues es imposible para nuestra limitada mente humana). Lo importante aquí es comprender que es esta expansión de la Mente Única la que permitió que una parte pensara en algo distinto, eligiera algo diferente y optara por la “separación” en vez de la Unidad propia del Ser.

Los Vedas atribuyen esta decisión a lo que llamaron: “El Descontento Divino”. Por su parte la mayoría de las religiones, asocian esta decisión a lo que más tarde se manifestó como la Rebelión de los Ángeles (o de Lucifer). Y que luego se manifestaría como “La Caída del Hombre”.  El Libro “Un Curso de Milagros” la llama: “Una pequeña idea loca de la cual el Hijo de Dios olvidó reírse”.  Otros con mente más científica asocian esta separación con la explosión de la “Singularidad” en el “Big-Bang”. En fin, a través de las eras,  la “Separación”  se ha manifestado de múltiples maneras, pero lo más importante es comprender que estamos viviendo, ahora mismo, la ‘experiencia’ de la ‘separatividad’ o ‘dualidad’ de un Ser que en realidad es completamente ‘unitario’.  En otras palabras:   Estamos viviendo la ilusión de la división del Ser, que es indivisible.      

¿Cómo se manifiesta esto en nuestra vida diaria?
Como ya dijimos, una característica fundamental del Ser es su Unidad, por lo tanto, no se puede separar de sí mismo. No obstante, producto de la decisión de una parte de la Mente Única de separarse del resto y en virtud del inmenso poder que ésta posee, se ha producido una especie de ‘realidad virtual’ , algo así como una alucinación mental en la cual la separación parece haber ocurrido y la dualidad se manifiesta en todas partes.    

Dentro de este contexto, la mente humana y su manifestación física (el cerebro),  es como un filtro que le da su propio color a todo lo que observamos.  O sería más adecuado imaginar a la mente humana como un prisma que transforma una imagen única en una múltiple (algo así como la visión de las moscas) que nos da una imagen holográfica, donde lo que es Uno es visto como si estuviera dividido en múltiples fractales. 

Sé que todo el asunto de la “Separación” es muy intrigante y genera cientos de preguntas; sin embargo recordemos que el tema de este artículo es  ‘la voluntad’, por lo tanto, volvamos a ello.

Si en último término el Ser es Uno, significa –como señalamos al principio-  que nuestra voluntad es la misma que la de Dios.  Un profundo análisis (que sería muy largo incluir aquí) nos lleva a la conclusión de que esa Voluntad única no puede ser otra que:   “El completo bienestar de todos los seres vivientes.”   
Si aceptamos esta conclusión y aceptamos también que la voluntad del Ser (la voluntad conjunta de Dios y todos los seres vivientes) es “Todopoderosa”,  entonces volvemos a la pregunta del principio: ¿Por qué no estamos constantemente experimentando el resultado de esa Voluntad que es el bienestar global?     

En base a todo lo que hemos señalado antes, lo que ocurrió es que cuando una parte de la Mente Única deseó separarse, asumió por tanto una nueva voluntad, una distinta a la original y verdadera voluntad del Ser.  Aunque todo esto es imposible porque se contradice a sí mismo,  el enorme poder de la Mente permitió que aquella parte de ella que quiso separarse del resto lograra  “fabricar” toda una realidad paralela (virtual) donde esta separación pudiera ocurrir; y es ahí donde estamos todos nosotros; o mejor dicho, es ahí donde creemos estar.  Y es sólo por esto que podemos tener la experiencia de que todas aquellas cosas que contradicen la voluntad de un Dios de Amor parecen ocurrir  (Separación, aislamiento, soledad, dolor, enfermedad, decadencia, conflictos, maldad, guerras, muerte, etc.).

Entonces ¿cómo debemos ejercer nuestra voluntad?   Tenemos dos alternativas:
La primera es seguir apoyando esta nueva voluntad humana que consiste en vivir separados de Dios y de los demás, estableciendo diferencias entre los buenos y los malos, entre los elegidos y los no elegidos, entre los salvos y los condenados, entre amigos y enemigos, etc.;  todo lo cual nos lleva a vivir algunos momentos de éxtasis y victoria, alternados con todas las desagradables experiencias que acabamos de mencionar.  Si ésta es tu decisión, es fácil aplicarla, sólo debes seguir con tu vida normal, tal como lo has hecho desde que tienes memoria.  

La segunda alternativa es volver a la Voluntad Original, la que es idéntica a la de Dios, la del bienestar de todos los seres vivientes; lo cual nos llevaría a vivir sólo experiencias acordes a esta voluntad.  Sólo paz, amor, felicidad, abundancia, etc. 

Quizá para muchos sea relativamente fácil decidirse por esta segunda alternativa; sin embargo, al momento de llevar esto a la práctica las cosas pueden volverse un tanto confusas.  ¿Cómo aplicar esta “Voluntad Verdadera” (Voluntad de Dios) a cada decisión que tenemos que tomar en la vida?

Una forma muy sencilla –aunque muy difícil de aceptar- de saber qué voluntad estamos siguiendo es la siguiente:   Cualquier decisión que tomemos con nuestra mente humana corresponderá a la primera alternativa: La del ego y la separación.
¿En qué posición nos deja esto?  ¿Estamos condenados a seguir por siempre atados a la falsa voluntad que nos lleva a todas las miserias que conocemos? 

¡Claro que no!  Hay una opción: Hacer una pausa, guardar silencio, acallar la mente humana y escuchar nuestra voluntad original y verdadera; aquella que nunca ha dejado de estar en nuestra mente, siempre ha estado ahí esperando ser escuchada, y solamente es el griterío de la mente humana lo que lo impide. Es tan simple como eso, para conocer nuestra verdadera voluntad, debemos renunciar por un instante a nuestra falsa voluntad, aquella que nos empuja al perpetuo conflicto para mantener en vigencia la “separación”.

Así de simple es conocer nuestra verdadera voluntad, y sin embargo, requiere de nosotros un pequeño pero a la vez gran esfuerzo: Para conocer nuestra verdadera voluntad (voluntad divina) una parte de nuestra mente humana debe ejercer la “voluntad” de callar, de escuchar a la mente real y luego, decidirse por esta voluntad real. 

Hay muchas enseñanzas espirituales que nos ayudan a dejarnos guiar por la Voluntad Real, como por ejemplo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” o “Haz a los demás como quisieras que hicieran contigo” o preguntarse: ¿Qué haría Cristo en esta situación? (O Buda,un santo, el amor, etc.).  Estas enseñanzas, de elevada pureza, son sin duda muy útiles, sin embargo, es importante notar que la base es la misma: Detener el juicio de nuestro ego, para escuchar el juicio del amor.  La clave está en renunciar a nuestra voluntad individual (que es superficial y que nunca ve el cuadro completo) para escuchar y aplicar nuestra voluntad profunda y sabia, que entiende que: sólo una solución que produzca BIENESTAR PARA TODOS puede proporcionar un bienestar completo y eterno a TODO NUESTRO SER.             

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