Cuida la dieta de tus
pensamientos.
Debes tener siempre presente que cada pensamiento negativo
que aceptas considerar es como una gota de veneno que introduces a tu
sistema. Estas gotas (neurotransmisores)
pueden llegar a derretir alguna de las más débiles conexiones neuronales; y con
el tiempo, y la reiteración de pensamientos negativos, pueden llegar a destruir
incluso las conexiones más antiguas y fuertes, produciendo un daño notorio en
tus capacidades intelectuales y bienestar mental. Una vez que estos pensamientos llegan al
torrente sanguíneo –transformados ahora en moléculas- van deteriorando las
venas, arterias y vasos capilares; pudiendo llegar -con el tiempo- a producir un
infarto. Puedes tomar remedios para
atenuar estos efectos, pero lo único que estarás haciendo es disimular los
efectos de un problema que aún sigues teniendo y es el hecho de que estás teniendo
pensamientos negativos; es decir, estás atacando en tu mente a alguien, estás
pensando sin amor, estás yendo en contra de tu propia esencia y eso te va a
pasar la cuenta aunque tomes los mejores remedios del mundo y tengas los más
talentosos –y costosos- médicos trabajando para ti. Si los doctores y sus remedios logran
proteger tu cerebro, el problema se manifestará en tus venas y arterias; si
además proteges éstas; el problema se manifestará en alguno de tus órganos; si
proteges todos tus órganos, se manifestará en las células de la piel; y así
sucesivamente… si pudieras gastar una fortuna en medicina y protegieras todo tu
cuerpo, el problema terminaría manifestándose como un extraño fenómeno
psicológico que ningún médico sabría tratar, como ocurre con tanta frecuencia.
Entonces ¿no será mucho más inteligente –y económico- ir
directo a la causa primera del problema en vez de llenar tu vida de costosos
‘parche curitas’ que lo único que hacen es aliviar momentáneamente los
efectos?
La causa de todos tus problemas -de salud y de todo tipo-
siempre se origina en tu mente, allí nace absolutamente todo lo que después vas
a experimentar en tu vida. Incluso tu
propio cerebro es un efecto y la consecuencia de que tú pienses. No es tu cerebro el que te hace pensar, es
tu pensar lo que te hace un cerebro.
Sí, sé que esto puede sonar bastante extraño, pero esta es una de las
verdades más básicas y evidentes para cualquier ser humano que haya comenzado a
despertar: El espíritu es el origen de todo, del espíritu nace la mente, y de
la mente nace el mundo material.
Una vez que has comprendido que tus pensamientos fabrican tu
experiencia –incluido tu cuerpo y su estado de salud- y comprendas que tus
pensamientos positivos generan una vida feliz, y pensamientos negativos generan
una vida llena de sufrimiento; quizás aún te preguntes si es correcto tener
pensamientos positivos hacia gente que no se lo merece. Pues bien, aquí debes aplicar otro principio
de sabiduría: Todos somos Uno. Si llegas a comprender esto, te darás cuenta
que sólo te ves a ti mismo, a donde quiera que mires, a quien sea que observes,
siempre te verás sólo a ti mismo. Por lo
tanto, esa persona que piensas que no se merece un pensamiento negativo no es
otro que tú mismo. Llámale Pepita, Juanito, Jesús, Buda, Hitler o Napoleón; da
lo mismo, sólo te estás viendo a ti mismo. Una vez que aceptes este básico
principio de sabiduría, aún te podrás preguntar: Y esa persona que estoy
viendo, que soy yo mismo… ¿merece sólo pensamientos positivos?
Aquí deberás aplicar otro principio de sabiduría básica:
Dios es perfecto y sólo puede crear lo perfecto; y como Dios creó todo lo que
existe, todo lo que existe es perfecto.
Es verdad que en tu vida has percibido muchísimas cosas que
no son perfectas; es más, casi todo lo que has percibido a lo largo de tu
existencia humana es imperfecto, lo que tienes que comprender ahora es que en
el nivel más profundo, nada de eso es verdaderamente real. Si no es perfecto, no lo creó Dios, y si no
lo creó Dios, no existe.