lunes, 25 de junio de 2012


La espiritualidad conviene.

El gran obstáculo para aceptar que te conviene seguir las enseñanzas espirituales verdaderas es que asocias tus falsos deseos con la felicidad. ¿Cuáles son esos falsos deseos? Todos aquellos que sean egoístas, es decir, todo deseo de obtener satisfacción a costa de los demás. ¿Por qué son falsos deseos? Porque en la realidad más profunda no existen ‘los demás’, todos son parte de la Unidad, es por eso que un deseo real, uno que ha de ser verdaderamente satisfecho, no puede causar daño a nadie. 

Entonces, a ti te parece que algunos de tus deseos son incompatibles con las enseñazas más elevadas; pero el verdadero problema es que tus deseos egoístas son incompatibles con la verdadera realidad. Cuando un maestro te enseña la verdad, tú te preguntas: ¿Por qué me está prohibiendo aquello que yo quiero? 

 Pero en realidad el maestro no te está señalando lo que debes o no debes hacer, simplemente te está mostrando la diferencia entre lo que puedes lograr –y que en definitiva te hará feliz-  y aquello que no se puede lograr porque simplemente es una ilusión de tu ego. 

Mientras sigas viendo la sabiduría espiritual como un obstáculo para lograr tus deseos estarás atrapado en este mundo. En el momento en que comiences a verla como la guía para lograr tus verdaderos deseos, entonces comenzarás tu camino hacia la libertad y la plenitud.  

Del libro: Pensamientos de Dalom. Camino a Plenitud.

lunes, 18 de junio de 2012


Cuida la dieta de tus pensamientos.


Debes tener siempre presente que cada pensamiento negativo que aceptas considerar es como una gota de veneno que introduces a tu sistema.  Estas gotas (neurotransmisores) pueden llegar a derretir alguna de las más débiles conexiones neuronales; y con el tiempo, y la reiteración de pensamientos negativos, pueden llegar a destruir incluso las conexiones más antiguas y fuertes, produciendo un daño notorio en tus capacidades intelectuales y bienestar mental.  Una vez que estos pensamientos llegan al torrente sanguíneo –transformados ahora en moléculas- van deteriorando las venas, arterias y vasos capilares; pudiendo llegar -con el tiempo- a producir un infarto.  Puedes tomar remedios para atenuar estos efectos, pero lo único que estarás haciendo es disimular los efectos de un problema que aún sigues teniendo y es el hecho de que estás teniendo pensamientos negativos; es decir, estás atacando en tu mente a alguien, estás pensando sin amor, estás yendo en contra de tu propia esencia y eso te va a pasar la cuenta aunque tomes los mejores remedios del mundo y tengas los más talentosos –y costosos- médicos trabajando para ti.  Si los doctores y sus remedios logran proteger tu cerebro, el problema se manifestará en tus venas y arterias; si además proteges éstas; el problema se manifestará en alguno de tus órganos; si proteges todos tus órganos, se manifestará en las células de la piel; y así sucesivamente… si pudieras gastar una fortuna en medicina y protegieras todo tu cuerpo, el problema terminaría manifestándose como un extraño fenómeno psicológico que ningún médico sabría tratar, como ocurre con tanta frecuencia.
Entonces ¿no será mucho más inteligente –y económico- ir directo a la causa primera del problema en vez de llenar tu vida de costosos ‘parche curitas’ que lo único que hacen es aliviar momentáneamente los efectos? 

La causa de todos tus problemas -de salud y de todo tipo- siempre se origina en tu mente, allí nace absolutamente todo lo que después vas a experimentar en tu vida.  Incluso tu propio cerebro es un efecto y la consecuencia de que tú pienses. No es tu cerebro el que te hace pensar, es tu pensar lo que te hace un cerebro.  Sí, sé que esto puede sonar bastante extraño, pero esta es una de las verdades más básicas y evidentes para cualquier ser humano que haya comenzado a despertar: El espíritu es el origen de todo, del espíritu nace la mente, y de la mente nace el mundo material.

Una vez que has comprendido que tus pensamientos fabrican tu experiencia –incluido tu cuerpo y su estado de salud- y comprendas que tus pensamientos positivos generan una vida feliz, y pensamientos negativos generan una vida llena de sufrimiento; quizás aún te preguntes si es correcto tener pensamientos positivos hacia gente que no se lo merece.  Pues bien, aquí debes aplicar otro principio de sabiduría: Todos somos Uno.  Si llegas a comprender esto, te darás cuenta que sólo te ves a ti mismo, a donde quiera que mires, a quien sea que observes, siempre te verás sólo a ti mismo.  Por lo tanto, esa persona que piensas que no se merece un pensamiento negativo no es otro que tú mismo. Llámale Pepita, Juanito, Jesús, Buda, Hitler o Napoleón; da lo mismo, sólo te estás viendo a ti mismo. Una vez que aceptes este básico principio de sabiduría, aún te podrás preguntar: Y esa persona que estoy viendo, que soy yo mismo… ¿merece sólo pensamientos positivos?

Aquí deberás aplicar otro principio de sabiduría básica: Dios es perfecto y sólo puede crear lo perfecto; y como Dios creó todo lo que existe, todo lo que existe es perfecto.
Es verdad que en tu vida has percibido muchísimas cosas que no son perfectas; es más, casi todo lo que has percibido a lo largo de tu existencia humana es imperfecto, lo que tienes que comprender ahora es que en el nivel más profundo, nada de eso es verdaderamente real.  Si no es perfecto, no lo creó Dios, y si no lo creó Dios, no existe.