lunes, 20 de marzo de 2017

El mundo… un espejo para producir milagros.

El mundo… un espejo para producir milagros. 

 (Basado en extractos del próximo Libro de Dalom, “Del Espejo al Milagro”).

Según UCDM (Un Curso de Milagros), cada vez que perdonamos con el E.S. (Espíritu Santo) se produce un milagro. Es decir, cada vez que renunciamos a un juicio de condena -que deriva de la mirada del ego- y le pedimos al E.S. que nos ayude a adoptar su visión -que es siempre de inocencia y santidad- entonces se produce un milagro, ya sea que nos demos cuenta o no.
El milagro puede ser tan notorio como sanar rápidamente de una grave enfermedad o puede pasar tan inadvertido como sanar de una enfermedad de la cual aún no éramos plenamente conscientes. Muchas veces el milagro es difícil de notar, porque a menudo consiste simplemente en ahorrarnos mucho tiempo en el camino de regreso a nuestro verdadero Hogar (estado de completa paz y dicha plena) y eso lo sabremos conscientemente solo cuando estemos ahí. Pero de cualquier forma -según UCDM- cada vez que practicamos el perdón verdadero podemos estar seguros de que se producirá un milagro en algún nivel de nuestra existencia.
Quizá te decepcione un poco saber que a veces, al perdonar, no vas a ser consciente del milagro que provocaste hasta mucho tiempo después; sin embargo, tienes que considerar que la manifestación inmediata del milagro no es importante; lo que verdaderamente importa es que cada milagro (lo hayas notado o no) es como un atajo en el camino, te va dejando más adelante, más cerca de la meta. Si lo visualizamos en sentido vertical, se puede decir que cada milagro te eleva un poco más hacia el Cielo.
Desde otro punto de vista, cada vez que perdonas algo, lo que estás haciendo es reintegrar una parte de ti que habías rechazado, y por lo tanto, perdido temporalmente. Así, cada milagro te devuelve una parte de ti mismo, te vuelve más completo y más integrado. Entonces, aunque no notes puntualmente cada milagro que se produce cada vez que perdonas, sí notarás con el tiempo el efecto que este proceso va produciendo en tu vida; pues de una u otra forma irás advirtiendo que eres más pleno e íntegro; que sientes mayor seguridad y paz interior; que tu vida es más plena, más abundante, con más amor y mayor felicidad. Aún seguirás experimentando algunos momentos de desánimo, ansiedad o temor, en los cuales puedes llegar a pensar que retrocediste o incluso que perdiste todo lo que habías ganado… esto es inevitable, porque el ego no entregará todo su terreno sin dar una dura lucha; sin embargo, en cuanto recuperes tu paz, podrás notar claramente que la tendencia en tu vida es avanzar hacia un estado de mucho mayor bienestar.
Ahora bien, cuando tengas la fortuna de percibir claramente el milagro que se ha producido a partir de tu acción de “perdonar con el E.S.”, entonces tómalo como un maravilloso regalo que tanto el E.S. como tú mismo te hacen para aumentar tu fe y estimular cada vez más tu camino de regreso al Cielo. Así, cada milagro es como un eslabón de una larga cadena, que cuando esté completa se transformaré en lo que UCDM llama “La Expiación”. Es decir, la disolución de toda la culpa acumulada durante la existencia en esta realidad virtual de la dualidad; desde el instante de tu supuesta ‘separación de Dios’ hasta el momento presente. Se podría decir que será el instante donde el “pecado” habrá dejado de existir para siempre, incluso en el pasado donde tampoco se le podrá hallar, pues entonces será claro que en realidad jamás existió.
Este nuevo estado del Ser (el verdadero) nos va a proporcionar un amor, una paz, una abundancia y una dicha, que ahora no podemos siquiera imaginar en su justa dimensión. Sólo las personas que han experimentado una “revelación” o “epifanía” han tenido un pequeño atisbo de lo que será el estado del “Ser Pleno.” Para los demás, por ahora, solo la fe -y su constante ejercitación- nos permitirá tener una cierta visión del maravilloso destino que nos aguarda a todos, sin excepción, sólo el tiempo que se demore cada uno en llegar a la meta es variable.
Puede que todo esto te suene demasiado bueno para ser cierto. Y además, puede que te parezca poco pragmático. Por lo tanto vamos a la pregunta más práctica y concreta: ¿Cómo hacemos para avanzar más rápido hacia aquel estado del Ser Pleno?
Para mí, lo más importante de todo, la herramienta más poderosa y concreta con la que contamos es la siguiente: Aprender a usar el mundo como un espejo que nos enseña a producir milagros. El proceso es el siguiente: Miramos el mundo, vemos algo que nos desagrada, comprendemos que estamos viendo solo un reflejo de lo que vemos en nosotros mismos; entonces lo perdonamos y esto produce un milagro. Y cada Milagro es un peldaño más en la escalera al Cielo.
No debemos preocuparnos de cómo el perdón se transforma en el milagro; de eso se encargará el E.S. Nosotros sólo debemos hacer nuestra parte y tener plena confianza que él hará la suya. Puede que aún no tengas esa fe, sin embargo, la puedes ir adquiriendo a medida que practiques el ‘Perdón con el E.S.’ Este es el único perdón verdadero, el perdón que sana, aquel que revierte la separación; y es uno que está más allá de nuestro entendimiento, pues pertenece a otra dimensión, a la Realidad Verdadera de la que venimos pero que hemos olvidado completamente; es por eso que para practicar el perdón verdadero y sanador, necesitamos conectarnos con nuestra Verdadera Realidad, con nuestro verdadero Ser. Y como ya dijimos, la única conexión es el E.S. (el Intercom de Dios) y es por eso que debemos perdonar con ese Maestro Interno y a través de él. Este perdón verdadero, cuyo objetivo final es comprender que el pecado no existió, puede parecer imposible de alcanzar; sin embargo, desde otro punto de vista, es lo más fácil y simple posible: lo único que se requiere de nosotros es que le manifestemos al E.S. nuestra clara y sincera voluntad de perdonar y pedirle que él lo haga a través de nosotros.
Una vez hecho esto honestamente, ya no debemos preocuparnos de nada más, no debemos seguir analizando la situación, ni viendo si queda resentimiento, ni observando si aún vemos maldad o pecado… solo debemos dejar todo el asunto en manos del E.S. Cada vez que hagas esto de todo corazón tendrás una nueva oportunidad de comprobar que esto es verdad y que funciona.
Debo advertirte sí, que habrá oportunidades en que tu ego, pasado un tiempo, te convencerá de que en realidad no ocurrió nada, que al perdonar solo sentiste un alivio momentáneo y que luego todo volvió a ser como antes. Pero si perseveras en este proceso, más temprano que tarde se irá haciendo evidente para ti que cada vez que perdonas con el E.S. un cambio muy profundo va ocurriendo en tu interior y que con el paso del tiempo se va manifestando incluso en tu vida exterior. Este nuevo estado de conciencia y su manifestación en una nueva realidad externa será sólo el principio de este milagroso camino a la plenitud.
Resumiendo entonces el proceso, es más o menos así: cada vez que observas el mundo y ves algo que te desagrada dices: esto que veo ahí afuera no es más que un reflejo o proyección de algo que creo haber visto dentro de mí. Sin embargo, al no ser amor sé que no forma parte de la Creación de Dios, por lo tanto no es real, es solo una interpretación distorsionada que mi ego tiene de mí mismo y que yo he asumido como si fuera la verdad. Si con ayuda del E.S. lo perdono y lo paso por alto, desaparecerá de mi interior y por lo tanto, también del exterior, porque nunca fue real. Al deshacer estas imágenes distorsionadas que mi ego percibe, veré la Realidad tal como es. Veré a mis hermanos y a mí tal como somos, es decir: los santos, gloriosos y dichosos Hijo de Dios.
Esta es la gran clave para sanar la mente y el mundo. Pero claro, en la práctica no es tan sencillo, pues el ego -cuya esencia es la independencia- se sentirá tan amenazado con este proceso de integración, que inventará miles de argumentos, dogmas sagrados y fuertes emociones de apego y temor para desacreditar todo el proceso. Por eso es un camino largo y a veces duro; sin embargo, tener una guía clara de lo que debemos hacer para liberarnos de las cadenas del ego es un avance inconmensurable. Y deberíamos agradecerle a Jesús y al E.S. por habernos entregado esta maravillosa enseñanza a través de Un Curso de Milagros.
Con voluntad fraterna para ti,
Dalom