viernes, 15 de mayo de 2015

¿Estamos a las puertas de un evento que cambiará el mundo?

¿Está el mundo a punto de vivir un evento de grandes proporciones, que cambiará de forma relevante el curso de la humanidad? La única razón por la cual no puedo afirmar rotundamente que sí, es porque esto se ha venido anunciando hace varios años y todavía no ha ocurrido; sin embargo, la acumulación de señales de que algo importante se acerca se ha vuelto tan grande, que ya es muy difícil ignorarlo.
Quizá algunos piensen que en general las cosas están dentro de una relativa normalidad; sin embargo, les puedo asegurar que dentro del grupo de personas que se han destacado como serios investigadores independientes, prácticamente todos coinciden que estamos viviendo un momento histórico que nos está encaminando a un punto de inflexión, que marcará un antes y un después en la historia. Si te cuesta creer en esto, te invito a que veas el noticiero de hoy y trates de percibirlo desde la perspectiva de hace unos cuantos años atrás, cuando era impensable, por ejemplo, que un ejército terrorista se pudiera levantar y comenzara a asolar un país tras otro sin que se le pudiera detener; o bien, cuando los grandes desastres naturales ocurrían sólo un par de veces al año, etc. Son sólo dos ejemplos y me estoy refiriendo a los noticieros oficiales, donde se sabe que la información está totalmente restringida (siete Corporaciones controlan todas las grandes agencias de noticias).
Pero ¿qué dicen aquellos que pueden y se atreven a decir la verdad? los investigadores independientes, los “susurradores” (ex militares, agentes y científicos que han tenido acceso a la información clasificada), los psíquicos, los contactados, los “canalizadores” (que reciben información en forma telepática), los expertos en profecías, etc. Bueno, cubrir todo lo que dicen sería demasiado extenso para este artículo, pero por ahora intentaré hacer un brevísimo resumen para despertar tu atención (para información más extensa pronto subiré un video a las redes sociales ).
Colapso Financiero.
Uno de los escenarios más probables que podría dar inicio al gran cambio sería el total colapso del sistema financiero mundial. Este es uno de los eventos más anunciados en los últimos años, y por lo mismo, la gente ya no presta mucha atención y prefiere la comodidad de confiar en la versión oficial que dice que ‘todo está bien’. Sin embargo, cada vez son más los expertos independientes que señalan que la situación ya no da para más, que el aparente buen estado de la economía mundial es completamente engañoso y que las cifras e índices han sido groseramente manipulados mientras se busca una salida a la crisis del sistema financiero.
Guerra Mundial.
Según los más entendidos en geopolítica, la gran solución que los “controladores” están buscando para evitar el colapso del actual sistema financiero es crear un conflicto bélico a gran escala. Quizá no veas la relación, pero es bastante directa. De hecho, el actual sistema financiero mundial es un gran monopolio, una estafa tan gigantesca que sólo fue posible gracias a la Segunda Guerra Mundial. Los ganadores establecieron las nuevas reglas, que básicamente consistieron en asegurar el completo control del sistema. De ahí que ahora consideren a la Tercera Guerra Mundial como la solución para refundar el monopolio. Sin embargo, la situación no es tan simple, pues en los últimos años se ha formado una poderosa alianza liderada por China (la nueva súper potencia económica) que quiere terminar con este monopolio que ya cumple 70 años y que ha llevado a un completo abuso por parte de los ganadores de la última gran guerra. Uno de los elementos más inquietantes para los “controladores” es el alineamiento de Rusia con la alianza opositora BRICS (Brasil, India, China, Sudáfrica) y es por eso que en los últimos tiempos hemos visto un sistemático ataque a los intereses y aliados de Rusia: Intento de ataque a Irán, guerra total contra Siria y derrocamiento del gobierno democrático de Ucrania (que era cercano a Moscú).
Según los “insiders” al derrocar a Al Assad los “controladores” podrían construir a través de Siria un gaseoducto que le arrebataría a Rusia el altamente estratégico negocio de proveer de gas natural a Europa. Es importante notar que cuando Obama decidió no apoyar (oficialmente al menos) el ataque a Siria, de la noche a la mañana se levantó de la nada, un poderosísimo y misterioso ejército que prácticamente destruyó Siria. Por lo tanto, es bastante lógico pensar que este ejército -que luego tomó el nombre de ISIS- fue creado por la coalición que intenta refundar el monopolio financiero. Es sólo la etiqueta de “islámico” que tiene este ejército lo que hace dudar que haya sido fundado y financiado por los grandes “controladores del dinero”, todo lo demás tiene una lógica impecable. Sólo los más informados saben que los amos de los “controladores” han usado desde siempre la religión para manipular a la masa dormida.
El Anticristo y el Nuevo Orden Mundial.
Demás está decir que todo lo anterior, está en gran armonía con la instauración de un “Nuevo Orden Mundial” y también con las profecías bíblicas sobre la llegada del Anticristo, que señalan que el mundo se encontrará en un caos tan grande que estará dispuesto a darle la bienvenida a un hombre fuerte, que demuestre tener la capacidad de resolver los acuciantes problemas de la humanidad. Esto comenzaría con un gran tratado de paz, que pondría fin al escenario antes descrito y de paso traería la unificación de las grandes religiones.
Prácticamente todas las señales de que estamos viviendo estos “tiempos” se han cumplido en forma innegable. Quizá el único elemento importante que falta de las profecías es que se reconstruya el Templo del Rey Salomón. Esta es una señal a la que recomiendo estar muy atentos.
Es interesante señalar que según el profeta Zohar, el Mesías judío se revelaría a los Rabinos el año 2012 y se daría a conocer al resto del mundo en los siguientes años. También es relevante notar que hoy el ejército de ISIS se está concentrando en el lugar que según las profecías islámicas debería ocurrir una gran batalla. donde aparecería el “Madhi” una especie de salvador o Mesías del Islam.
Como vemos, las profecías de las tres principales religiones parecen apuntar a un gran desenlace en nuestros días.
Desastres Naturales.
Otra de las teorías que circulan con gran profusión en la Red en estos días es que un gran cambio podría ser gatillado por la irrupción en nuestro Sistema Solar de un cuerpo celeste que alteraría en forma muy significativa a nuestro planeta, más que por un impacto directo, sería por la influencia gravitacional; que dicho sea de paso, sería la responsable del cambio climático y de los múltiples desastres naturales que están ocurriendo cada vez con mayor frecuencia e intensidad.
Una de las teorías es que una estrella se está acercando cada cierta cantidad de años a nuestro Sol, pues forma con éste un sistema binario (sistema planetario con dos soles). Se trataría de una “enana marrón” que emanaría muy poca luz y por esto no habría sido tan evidentemente detectada. Sólo por algunos observadores agudos y por sofisticados métodos, como la medición de la influencia gravitatoria sobre otros cuerpos.
Otra teoría - que podría ser compatible con la anterior- es la que señala el retorno de Nibiru, el planeta que los textos sumerios señalan como el hogar de los Anunnaki, los supuestos responsables del “eslabón perdido” o brusco salto evolutivo de la especie humana, y que presumiblemente podrían visitarnos con -por lo menos- dos distintas razones: Reclamar su posición de supuestos creadores y dioses del hombre; o bien, presentarse amistosamente como nuestros ancestros y familiares. Es importante recordar que prácticamente todos los pueblos ancestrales tienen profecías del retorno de los dioses que vinieron del cielo. Según la agenda, deberían haber llegado el 2012; pero quién sabe si en el Cosmos también hay retraso de vuelos.
Desclasificación del tema Extraterrestre.
Sin duda, uno de los eventos que podría producir un giro absoluto en la forma en que funciona la humanidad, sería el reconocimiento oficial de la presencia extraterrestre entre nosotros. Aunque para mí esto es más que evidente, entiendo que mucha gente simplemente no lo puede concebir; por lo tanto, por ahora sólo quiero señalar que muchos de los investigadores inquietos coinciden que esta desclasificación o reconocimiento estaría muy pronto a ocurrir y que traería consigo un “efecto dominó” que alteraría para siempre nuestro mundo.
Septiembre 2015.
La última cosa que quiero señalar por ahora es que en la Red se han multiplicado las teorías de que durante el mes de septiembre de 2015 podría ocurrir el Gran Evento, o bien, dar inicio a lo que sería una secuencia de eventos que terminaría por constituir una nueva etapa para la humanidad. Los detalles y justificaciones de esta predicción las expondré en mi página de Facebook y en www.dalom.cl el próximo viernes 22 de mayo; y luego ampliaré todos estos puntos en el video que aparecerá unos días más tarde.
Si quieres recibir avisos de mis publicaciones, dale “like” a mi página.
Afectuosamente,
Dalom

viernes, 17 de abril de 2015

“Si crees en la suerte, es obvio que no crees en Dios. Al menos no en un Dios decente”.


Todo creyente en Dios que piense que la buena fortuna es simplemente algo aleatorio, al azar, que no obedece a ninguna causa, está en serios problemas, pues sin darse cuenta ha llegado a creer en un dios inútil, mediocre, chambón; o peor aun, uno definitivamente cruel y sádico. Son las únicas alternativas que justificarían que un dios todopoderoso dejara la suerte de sus hijos entregada al caos total, o peor, a sus antojadizos caprichos. Lo que el hombre normalmente llama ‘suerte’ es una forma infantil de referirse al patrón general de circunstancias que una persona suele producir en su vida y que son resultado de una compleja cadena de causas y efectos que involucran todos los pensamientos, actitudes y decisiones que la persona va tomando en su vida. Este proceso, sin duda, está más allá de la capacidad de visión y entendimiento cabal por parte del hombre, y es por eso que la gente en general simplemente etiqueta el resultado final de este proceso como buena o mala fortuna. 

Para transformar nuestra vida en una sucesión de situaciones que comúnmente llamaríamos ‘afortunadas’ es fundamental que dejemos de creer en la suerte como un resultado del azar o bien un capricho de Dios. Para tomar control sobre nuestra vida debemos comprender dos cosas: En primer lugar: que todo lo que nos ocurre es el efecto de una causa; y en segundo lugar: que somos nosotros mismos los que provocamos esa causa.

Si somos capaces de entender que el Universo dejado al caos y al azar es absolutamente inviable, entonces será fácil deducir que todo lo que ocurre tiene que ser el efecto perfectamente correspondiente a una causa precisa .
En cuanto al segundo punto es mucho más difícil de entender y aceptar, pues implica el reconocimiento de que todo lo que ocurre en nuestras vidas tiene su causa en nosotros mismos. Siempre será más fácil culpar al destino o la mala suerte o incluso a Dios de todo lo malo que nos ocurre, que asumir nuestra responsabilidad. O dicho de otra manera la auto-responsabilidad. 

¿Qué nos falta para reconocer que la auto-responsabilidad es la única respuesta a los males que nos aquejan?

Parece quedar una sola alternativa a la auto-responsabilidad. Decir que no somos nosotros, ni Dios ni el caos los responsables de nuestras miserias sino ‘los otros’. Es posible que esta explicación ya comience a sonar absurda en el contexto de estas reflexiones, pero debemos reconocer que es la más común de todas y de hecho es la que la sociedad en general ha adoptado como su gran paradigma. Es cosa de ver las noticias o escuchar los comentarios de la gente en todas partes, para constatar que lo que impera son historias de pobres inocentes que han sido víctimas de otros desalmados. ¿Y por qué?  Por pura mala suerte...  Entonces, ¿qué explicación tenemos para esto?  La gente más básica no tiene ninguna. La gente un poco más reflexiva dice que este es el precio que se debe pagar para que opere el libre albedrío. Lo cual en realidad significa que Dios no tiene la capacidad ni los recursos para combinar el libre albedrío con la justicia; lo que a su vez significa que Dios es simplemente un chambón. Alguien podrá alegar que Dios ya hará justicia en el Cielo. Lo que equivaldría a decir que Dios al menos tiene algunas cartas debajo de la manga, para paliar en el futuro las chambonadas que se ve obligado a cometer ahora. Estas cartas básicamente consistirían en una variedad de castigos y recompensas con lo cual las víctimas inocentes tendrán que darse por satisfechas y conformes por los horrores que han padecido, producto de haber vivido en un universo administrado por un dios de escasos recursos.

Después de esta simple reflexión creo que llegamos a la conclusión de que la ‘mala suerte’ es una superstición absurda e infantil. Para una persona muy elemental, la idea de la suerte es suficiente para justificar todo; cuando esa persona se desarrolla un poco más, ya no es sustentable culpar a la mala suerte; pero sí es muy válido culpar a los demás y a Dios; pues eso parece tener muchos más argumentos. Una vez que esa misma persona alcanza una amplia conciencia, también se vuelve insostenible para él culpar a los demás. Entonces, por fin asume la responsabilidad de su propia vida y se transforma en un creador de su propia realidad. Como vemos, todo es un problema de nivel de conciencia,  mientras más amplia es ésta, menos se cree en la suerte y más en la ley de Causa y Efecto.


Sé que aun quedan muchas preguntas en el aire. Todo el mundo tiene cientos de ejemplos en los cuales parece quedar totalmente demostrado que una persona es una víctima inocente, como el clásico ejemplo del niño que nace enfermo. Lamentablemente la explicación a estas situaciones es demasiado extensa y compleja para el formato de estas publicaciones; pero confío en que haya quedado sembrada la inquietud y que nos podamos encontrar en un contexto más adecuado para profundizar ésta y las otras materias que se tocan en términos muy sintéticos y hasta superficiales en este medio.       

miércoles, 1 de abril de 2015

La Pascua, un buen momento para renovar la fe.

Cada vez que de una u otra forma nos quejamos de nuestra vida o nuestra situación, estamos manifestando nuestra falta de fe. Estamos diciendo que las cosas no deberían ser así, que alguien está haciendo las cosas mal.  Y es verdad, cuando no nos sentimos bien es porque alguien está cometiendo un error;  sin embargo, en vez de partir por preguntarnos cuál es el error que estamos cometiendo, nos concentramos de inmediato en analizar detalladamente la situación y nos lanzamos obsesivamente en busca de la forma para revertir las desagradables circunstancias en las que nos vemos envueltos, sin siquiera preguntarnos qué fue lo que hicimos para caer en el problema.  Esta actitud, que aparenta ser muy natural, es una clara muestra de nuestra falta de fe, pues partimos de la base que somos víctimas injustas de lo que los demás nos han hecho; y por ende, que estamos siendo víctimas de la incapacidad de Dios para librarnos del injusto trato que estamos recibiendo.

No digo que ante una circunstancia adversa no debamos desear que la situación cambie; sin embargo, es de vital importancia tener claro:  Qué es lo que debe cambiar. 
Supongamos que nos sentimos miserables porque estamos rodeados  de gente desagradable y desconsiderada.  Entonces, podemos obsesionarnos con lograr que la gente cambie, o bien con buscar ansiosamente una fórmula para deshacernos de la gente molesta.  Pero cuando actuamos de esa manera sólo estamos evadiendo el problema de fondo; y peor aún, estamos inconscientemente culpando a Dios, pues si creemos que el problema está allá afuera, significa o bien que Dios lo provocó, o que no lo quiso evitar. Y si el responsable de todo aquello que nos está afectando negativamente no somos nosotros mismos, significa que Dios es completamente injusto con nosotros.  

En cambio, si tomamos una actitud de fe en un Dios justo y diligente, debemos obligadamente asumir que: Las cosas son tal como deben ser, y que Dios hace todo lo que está en sus manos para que seamos completamente felices. Desde esa perspectiva, cuando no somos completamente felices, la única posibilidad que existe es que nosotros seamos 100% responsables de todo aquello que ocurre en nuestras vidas que no nos  parece ideal.    

Si aceptamos esta simple verdad, entonces enfrentaremos las cosas de una manera completamente distinta.  Cada vez que nos ‘ocurra’ algo supuestamente ‘negativo’ debemos partir de la base que aquello es sin lugar a dudas: lo mejor que nos podía ocurrir. Pues todo la Creación está bajo la voluntad de Dios, y si lo que está ocurriendo no fuera lo ideal, él simplemente no lo habría permitido.  Por lo tanto, lo primero que debemos hacer para enfrente la vida desde la fe es: aceptar completamente todo lo que nos ocurre con la convicción de que es lo mejor que nos puede ocurrir.  

Descartando de plano la absurda e infantil idea de que Dios castiga o enseña a golpes, sólo nos queda una alternativa para explicar una mala experiencia:   Algo estamos haciendo que obliga a Dios a permitir que experimentemos una situación desagradable.   Pero no debemos ver esto como un “Castigo de Dios”, sino simplemente como la consecuencia del ‘mal uso’ de nuestro ‘libre albedrío’.  Y digo ‘mal uso’, partiendo de la base de que NO queremos tener experiencias dolorosas (aunque debemos aceptar que hay mucha gente que considera intrínsecamente positivas las experiencias dolorosas y están en todo su derecho),  sin embargo, creo que el dolor debemos considerarlo valioso sólo como un mensajero que viene a señalarnos que estamos cometiendo un error; y que de alguna manera, estamos yendo en contra de nuestra naturaleza, que es el amor.  

Demás está decir que durante todo este proceso nuestro ego intentará por todos los medios impedir que nos deshagamos de la culpa (que es su gran recurso para mantenernos separados).  Lo primero que el ego hará es convencernos de que la “culpa” de nuestros problemas la tiene otro, para que así no veamos mayor problema en conservarla. Luego usará nuestra baja autoestima (producto del profundo desprecio que sentimos hacia todo el daño que, de alguna manera, intuimos que nos hemos hecho a nosotros mismos a lo largo de toda nuestra existencia) como energía para condenar y mantener alejado de nosotros a ese otro, que supuestamente, es el culpable de nuestros sufrimientos.    

Si a pesar de este astuto truco del ego, tenemos la claridad de comprender que somos el único artífice y responsable de todas nuestras desdichas (Dios es el responsable de nuestra dicha), entonces el ego, habiendo perdido el truco de proyectar la culpa afuera (donde no la podemos deshacer), intentará su última artimaña desesperada: nos hará creer que todos los errores que hemos cometido durante nuestra vida, no son en realidad simples errores que deben y pueden ser corregidos, sino otra cosa, oscura y siniestra llamada: “PECADO”, y aunque es una invención suya, el ego nos dirá que fue Dios quien lo inventó y que sólo él, cuando su capricho se lo indique, quizá considere la idea de deshacer esta gran maldición que decidió imponer sobre la humanidad.  

Y para que creamos lo increíble, el ego nos mostrará escrituras que llamará “sagradas” , donde “consta” que la maldición del pecado es un invento de Dios, y para colmar su perversión, nos mostrará en esas mismas escrituras, que sólo Dios tiene el poder de anular los “pecados”…  y sin embargo, nosotros seguiremos cada día experimentando el agobiante peso de los nuestros.  ¿Por qué?  O bien, porque Dios es un fraude, o bien porque  no somos lo suficientemente valiosos y dignos para entrar entre los “elegidos” a los cuales se les puede perdonar.  O en el mejor de los casos, el ego nos dirá que quizá Dios nos perdonará en un incierto futuro.  Por lo tanto, por ahora podemos perder toda esperanza, pues no tenemos absolutamente nada que hacer al respecto.  Y si se nos cruza por la mente que lo único que podemos hacer es rogar a Dios para que nos perdone, entonces podremos pasar de rodillas el resto de nuestras atribuladas vidas, sólo para comprobar que la lamentable imagen que el ego nos presenta de Dios parece ser cierta.  Recordemos que el ego es como un maligno virus que se instaló en nuestra mente para intentar deshacer la Unidad de la que gozamos con Dios, y no escatimará ningún recurso para conseguirlo.  

Si por el contrario, nos decidimos por la fe, tal como nos la enseñó Jesús, entonces nos podremos aferrar a nuestra sabiduría interna, y recordaremos que Dios es sólo amor, que su amor es incondicional, que Él no condena de ninguna forma; y por lo tanto, no tiene nada que perdonar. De hecho comprenderemos que no puede hacer nada por nosotros que no esté haciendo ya.  Debemos comprender que no existe mezquindad en Dios, por lo tanto, cuando nos creó, nos lo dio absolutamente todo y nunca ha dejado de hacer todo lo que su infinito poder puede hacer por nosotros.

Si comprendemos esto,  estaremos en condiciones de asumir que (al elegir al ego) somos los únicos responsables de todos nuestros problemas. Entonces: ¡La pelota está en nuestro lado! ¡Todo está en nuestras manos!  ¡El Universo depende de nosotros!   Dios sólo estableció la verdad perfecta, y solamente nosotros podemos deshacer lo que aparentemente se opone a esa realidad perfecta, y sólo lo podemos hacer pasando por alto todo aquello que parece contradecir al Reino de Dios.  El hombre lo llama “Perdonar”, sin embargo, es simplemente dejar de imaginar que existe lo que jamás existió.  ¡Dios Es.  Nada más existe!  

A modo de resumen práctico: cada vez que nos vemos envueltos en una situación que consideramos no deseable,  si queremos enfrentarla en base a la fe, debemos:

1º Aceptar la situación como lo mejor que nos podía ocurrir.
2º Entender que si hay dolor, es una señal de que estamos cometiendo un error.
3º Buscar de qué forma estamos pensando o actuando en contra del amor.
4º Perdonarnos por el error (a nosotros y a todos los aparentes involucrados).
5º Corregirlo (esto ocurrirá en forma natural si cumplimos con el punto anterior).

Feliz Pascua de Resurrección, plena de amor y paz  junto a vuestras familias y amigos.

Afectuosamente,


Dalom

jueves, 12 de febrero de 2015

De las Reflexiones de Dalom.

Para mi llegó la hora de decir: no más malas experiencias, quiero sólo paz y felicidad.

Hace unos 20 años comencé una intensa búsqueda de la verdad, la paz y la felicidad.
En esta búsqueda, pasando por la mayoría de las corrientes de sabiduría de la humanidad, hace unos 14 años, encontré lo que considero el mayor tesoro de sabiduría del que yo tenga conocimiento; me refiero al libro “Un Curso de Milagros.” 
En consecuencia, hace 14 años que vengo estudiando UCDM, y hace unos 10 años que también lo enseño a otras personas.  No obstante, y por extraño que pueda sonar,  nunca me había decidido a poner el “Principio Principal” del Curso como la ‘absoluta primera y gran prioridad’ en mi vida.  Es cierto que hace años que vengo tratando de que los fundamentos de UCDM sean la principal guía en mi vida, pero sé que no lo he hecho
de una forma sólida y consistente. Lo sé por el simple hecho de que no he logrado la completa paz interior y porque no soy, todo el tiempo, todo lo feliz que quisiera ser; y a la vez, tengo la total convicción de que eso es lo que ofrece la correcta y diligente puesta en práctica de UCDM.

Motivado por algunos conflictos y ansiedades que estoy seguro de que ya podría haber dejado atrás -y que ciertamente ya no quiero seguir experimentando- decidí, por primera vez en mi vida, tomarme realmente en serio el desafío de poner el ‘Principio Principal’ de UCDM como mi clarísima primera y gran prioridad.

¿Cuál es este principio principal? 
Para aquellos que no conozcan el Curso, digamos que la esencia de su enseñanza está basada en el poder del PERDÓN para lograr todo lo que anhelamos y necesitamos; incluyendo la paz interior, la sanación e incluso la salvación misma; que según el Curso, no es otra cosa que pasar del miedo al amor.  

¿Pero cómo se aplica este principio en forma práctica?
Con el objetivo de asegurar la brevedad de estas líneas, lo voy a explicar en función de la decisión  que acabo de tomar y que consiste en lo siguiente: 

A partir de ahora estaré constantemente alerta en no caer inadvertida y automáticamente en un juicio condenatorio, voy a poner toda mi concentración y fuerza en evitar que mi mente asigne culpas; ya sea a otros, a mí mismo, a Dios, etc.   Voy a estar alerta en no caer en el pensamiento  que de alguna manera soy víctima de las circunstancias o de lo que alguien más haya hecho o incluso pensado.   Cada vez que vuelva a vivir una experiencia desagradable, voy a reconocer que no existe nadie a quién culpar; que mi falta de felicidad se debe exclusivamente al simple hecho de haber cometido el error de “asignar culpa”.  En ese caso, lo que haré es aplicar el ‘principio principal’ del ‘perdón’ y volveré a experimentar la completa paz, que es el estado natural de mi conciencia. 

Es muy importante aclarar aquí que el “perdón” al que me he estado refiriendo (el perdón según UCDM) no corresponde a la interpretación clásica del perdón como un acto de superioridad espiritual en el cual una persona pasa por alto el daño que otro le ha hecho;  ese tipo de perdón no tiene mayor poder, porque parte de la base que somos seres vulnerables, y por ende, no reconoce nuestra verdadera esencia divina.  Además pone al ‘perdonador’ muy por encima del ‘perdonado’ lo cual refuerza la idea de que la “separación” es real; lo cual en definitiva, es la razón de todos nuestros males.

No, el “perdón” que tiene el poder de sanarnos y salvarnos (a la vez de concedernos todo lo que deseamos y necesitamos) se basa en una verdad tan profunda que es bastante difícil de entender y aceptar (por algo UCDM requiere normalmente un muy largo tiempo de aprendizaje y práctica. Considera que a mí me ha tomado 14 años de estudio y práctica para recién tomármelo suficientemente en serio como para asignarle la absoluta primera prioridad en mi vida). Sin embargo, tengo la fe de que tú puedes tener el esclarecimiento de saltarte todos esos años de arduo estudio y constante práctica, para aceptar de una vez el principio principal de UCDM, que consiste en lo siguiente:

Comprender que la voluntad de Dios fue crearte perfecto, eterno e invulnerable, y que nadie tiene el poder de cambiar la voluntad de Dios.   Por lo tanto, cualquier pensamiento o experiencia que tengas, que parezca negar tu perfecta invulnerabilidad, es sólo una ilusión de tus sentidos, en base a la interpretación que tu ego quiere hacer de la realidad.  Recuerda que tu ego consiste en la errónea idea de que estás separado del resto del Universo; y por lo tanto, eres un insignificante ser independiente, que está en constante riesgo de ser dañado por otros seres o entidades independientes de ti y que muy bien pueden tener objetivos opuestos a tus intereses y necesidades vitales. 

Esta visión del ego seguramente te sonará de toda lógica, y es así porque  tu mente está en gran medida atrapada dentro de tu ego; o dicho de otra manera, tú has caído en el error de restringir tu mente infinita, dentro de los insignificantes límites de la “mente ego” (una parte de la gran mente única y universal que ha decidido separarse y fragmentarse).       

Es muy probable que todo esto te parezca demasiado complejo, confuso y muy difícil de creer; aun así, hay una parte de tu mente que sabe que es verdad, y si decides guiarte por  aquella parte que aún está conectada a la mente universal (al amor) entonces podrás decidirte por poner en práctica estos simples principios que te llevarán a la completa paz, y por consiguiente, a todo lo que en verdad anhelas. 

Entonces, recapitulando, lo que yo he decidido, y que te invito a que hagas también, es lo siguiente:

A partir de este momento me mantendré constantemente alerta para no caer en el error de
fabricar  y sostener cualquier juicio condenatorio.

Me comprometo a poner toda mi concentración y fuerza en evitar que mi mente asigne culpas (a otros, a mí mismo, a Dios, etc.).  Tampoco caeré en el error de pensar que de alguna manera soy víctima de las circunstancias o de lo que alguien haya hecho, dicho o pensado.

No obstante, si vuelvo a vivir una experiencia desagradable, voy a recordar que no existe un culpable de lo que estoy viviendo; y que justamente mi falta de felicidad es el resultado de haber cometido ya, el error de “asignar culpa”.  Entonces, lo que haré es aplicar el principio del “perdón absoluto e incondicional”  y volveré a experimentar la completa paz, que es el estado natural de mi ser.   

Con cariño,
Dalom


martes, 26 de agosto de 2014



Todas las guerras son perversas. 


Viendo el desolador panorama del Medio Oriente, es hora de despertar a una simple verdad: Toda guerra y toda acción de violencia es negativa y sólo causa daño a la humanidad entera. Jamás ha existido absolutamente ninguna justificación válida para asesinar o dañar a otro ser humano.

Cualquiera que justifique una guerra o cualquier otra forma de asesinato está manipulando la realidad y la verdad para sacar un supuesta ganancia para si mismo o para los “suyos”.

Veamos un ejemplo: En estos días los estadounidenses lloran por la brutalidad del grupo terrorista ISIS, pero cuando este mismo grupo estaba destruyendo Siria lo apoyaron y justificaron. Lo mismo ocurrió antes con Saddam Hussein, con Osama Bin Laden, con Muamar Gadafi, etc. Por eso nunca deberíamos creer cuando nos digan: “Esta guerra es por tu propio bien, para que estés más seguro” Esa es una descarada mentira para conseguir nuestro apoyo en el lucrativo y siniestro negocio de la guerra. Nunca deberíamos creer cuando nos digan que una guerra está justificada por la defensa de nuestra nación, por nuestra religión o por Dios mismo; esas son sólo repugnantes tácticas para usarnos en su perverso negocio del poder y la dominación.

Y lo más importante de todo: cada vez que surja un siniestro terrorista perpetrando las más crueles acciones… debemos observar bien quién es el primer personaje que usa ese hecho para llamar a iniciar una gran guerra; es casi seguro que ese personaje representa al grupo que en secreto apoya y financia a dicho terrorista. Aunque cueste aceptarlo éste es uno de los más antiguos trucos de la estrategia de la alta (baja) política internacional. No te dejes engañar más: la guerra es la guerra, el horror es el horror, el asesinato es asesinato. Nunca se podrán justificar de ninguna manera decente.

Quizá pienses que grupos como ISIS son tan perversos que lo único que se puede hacer con ellos es exterminarlos; sin embargo, debes entender que ese es justamente el gran objetivo que las fuerzas ‘oscuras’ han perseguido por mucho tiempo: que llegues a la conclusión de que a los que ellos apuntan con su dedo son los responsables de todo el mal del mundo; cuando en realidad, la mayoría de las veces, son los que apuntan su dedo con mayor ira, llamando a una gran venganza, los que lo han orquestado todo.

Piensa un poco cómo se fue gestando el grupo ISIS. Todo comenzó con la caída de las Torres Gemelas. Supuestamente fueron un grupo de terroristas islamistas de Afganistán liderados por Osama Bin Laden, un ¿ex? agente de la CIA, que lideraba el combate de EEUU contra los talibanes. Supongamos por un momento que en verdad Bin Laden dejó de trabajar para la CIA, se cambió de bando y de verdad organizó por su cuenta todo el ataque del 9-11. De ser todo esto cierto, habría justificado una gran reacción de EEUU contra estos terroristas de Afganistán. Sin embargo, EEUU terminó invadiendo y destruyendo Irak, que no tenía ninguna relación con el atentado del “9-11”. La única supuesta justificación fue la presunción de que Irak tenía la capacidad –y la supuesta intención- de causar mucho daño en el futuro con sus armas de destrucción masiva. ¿No es esto una completa demencia? Destruir un país y asesinar a miles de personas por la simple suposición de lo que este país podría eventualmente hacer en el futuro…

Y eso no es todo, al final se comprobó que Irak ni siquiera contaba con las supuestas armas de destrucción masiva. Este pequeño “error” de la administración Bush significó la destrucción de Irak y la vida de 100.000 personas de las cuales casi el 70% eran civiles. Entonces, ¿puede extrañarnos tanto que hoy haya gente en esa región sedientos de venganza?

No estoy diciendo que EEUU debe aceptar resignadamente la venganza que pretende el grupo ISIS sobre ellos. Pero sí, debemos entender que si seguimos usando la misma estrategia demente que usó la administración Bush en esa oportunidad, sólo estaremos repitiendo el mismo error y profundizando cada vez más el problema futuro, en un círculo vicioso, que es el que en definitiva nos ha llevado a la horrenda situación actual en el Medio Oriente, y que amenaza con involucrar a todo el planeta en un conflicto mundial de inpredecibles consecuencias.

Por eso es de vital importancia que comprendamos de una vez por todas que:

Toda guerra y toda acción violenta es siempre negativa y daña a toda la humanidad.

La guerra nunca soluciona nada, sólo responde a la ambición enfermiza y la sed insaciable de poder de unos pocos que han perdido momentáneamente la razón.

Ante la gravedad de la situación internacional, ha llegado el momento de dejar de lado toda diferencia de razas, de naciones, de religiones, de creencias y todos juntos compartir los valores de la paz y del respeto a la vida y a la igualdad de derechos y dignidad de todos los seres humanos del planeta.

Es de vital importancia que comprendas que cualquiera que justifique una guerra (o cualquier tipo de ataque) usando argumentos morales o religiosos, está simplemente tratando de engañarte y manipularte para que tú hagas el trabajo sucio en beneficio de intereses egoístas.

Por otro lado, es importante entender que el amor es siempre en beneficio de todos, la paz es paz para todos, defender la vida es siempre en beneficio de todos. Esa es la gran diferencia; y a la vez, es la forma de distinguir la elección correcta:

Para que algo sea realmente bueno debe beneficiar a todos los involucrados.

Por último, es muy recomendable que apoyes todas estas reflexiones en tu fe en un orden superior que te dé la seguridad de que actuar en forma correcta será en tu propio beneficio. En la confianza en este orden superior y justo, podrás estar seguro de que si siembras la paz y el amor; eso será exactamente lo que cosecharás.




viernes, 8 de agosto de 2014

¿PAZ O GUERRA?

Estamos viviendo tiempos muy difíciles: guerras, terrorismo, conflictos políticos, crisis económicas, enfermedades epidémicas como el Ébola, extraños incidentes de aviones, amenazas de un conflicto global, etc.
Algunas personas están reaccionando con miedo, angustia, agresividad, depresión, etc. Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo deberíamos enfrentar nosotros esta situación?
De cara a un gran conflicto (por ejemplo el Palestino-Israelí) una tendencia muy humana es tomar partido por uno de los bandos; sin embargo, esta decisión no hace más que polarizar aún más la situación externa; y más grave aún, aumenta nuestro propio conflicto interno. Pero, ¿cómo puede un conflicto externo, que está ocurriendo a miles de kilómetros de distancia agravar un conflicto en el interior de nuestra conciencia? La respuesta es la siguiente:
No existen los problemas externos, todos los conflictos que has tenido en toda tu vida han sido internos.
Las situaciones externas sólo cumplen la función de gatillar o traer a la mente consciente los conflictos que están dormidos o suprimidos temporalmente. Puedes observar un conflicto que parece desarrollarse allá afuera, pero en realidad, todo lo que sientes al respecto está directamente relacionado con tu propio conflicto interno. ¿Cómo se relaciona lo de afuera con lo de adentro? ¿Cómo traducir lo que estás viendo afuera con lo que está pasando al interior de tu conciencia? ¿Qué representan -en tu conflicto interno- los actores del conflicto que ves afuera? Palestinos, israelíes, musulmanes, judíos, ucranianos, rusos, afganos, sirios, suníes chiitas, etc. En realidad da exactamente lo mismo; en tu interior hay un solo conflicto y nada más: Miedo o Amor.
El miedo te lleva a odiar, a querer atacar, a ‘defenderte’ destruyendo a tus enemigos y a verlos como seres despreciables que merecen el castigo e incluso la muerte. Esto en definitiva, te lleva a verte a ti mismo como alguien que en el fondo también merecería el mismo castigo (porque en el fondo de tu conciencia sabes que todos somos parte de un mismo ser)
En el lado opuesto de tu conciencia está el Amor, que es la visión que te llama a confiar en que más allá de las apariencias de peligro, siempre estás a salvo, que siempre habrá una fuerza divina que te protegerá de todo aparente riesgo, que no necesitas atacar a nadie para estar a salvo. Y a la vez comprendes que esa fuerza, por ser divina, tiene la obligación de proteger a todos los seres por igual; por lo tanto, te das cuenta que si tú trataras de dañar a otro ser, estarías luchando contra la misma fuerza que debe protegerte a ti.
Quizá te cueste creerlo, pero en definitiva, tu deseo de atacar a otro es lo único en todo el universo que puede llevarte a experimentar la ilusión de que algo o alguien te está atacando o amenazando. Este es uno de los grandes trucos sucios de este universo holográfico. Digo truco sucio, pues te lleva a creer que de alguna manera puedes obtener un beneficio a partir de un ataque. Este es el origen del perverso concepto de la guerra o ataque preventivo.
¿Por qué el universo se presta para este truco sucio? La respuesta a esto es muy compleja, por lo cual lo dejaremos para otra oportunidad. Por ahora sólo adelantaré que el Universo es algo así como un mecanismo fabricado para experimentar ‘lo contrario al amor’; sin embargo, las fuerzas divinas lo pueden usar con otro propósito: para reparar o sanar los daños generados por la experiencia para la cual fue creado.
Bueno, eso es todo por ahora, espero que esta reflexión te sirva para decidir entre las únicas dos opciones que existen:
Paz o Guerra.

lunes, 16 de junio de 2014

Del Libro: "Las Claves de la Plenitud de Dalom". 


"Desde niño pensaba que lo más importante en la vida era escuchar a Dios para que me guiara en mis decisiones, lo que incluía seguir las enseñanzas de Jesús. Con el paso de los años me di cuenta que casi nadie más hacía eso; todos seguían las enseñanzas y filosofías de los hombres. Esto a menudo me confundió y muchas veces terminé haciendo lo mismo: actuando según los consejos y la sabiduría humana, que normalmente eran un tanto contradictorias con las enseñanzas de Jesús y lo que sentía que Dios me mostraba en mi interior. Gracias al Cielo, hoy puedo decir con seguridad, que en mi vida terminaron primando claramente la guía de Jesús y de Dios. Ahora puedo disfrutar de una gran paz interior y de una vida muy cercana a la plenitud. Y lo que me falta para llegar a la dicha plena es simplemente abandonar los últimos resabios de la sabiduría humana que aun quedan en mi mente y entregarme totalmente al amor incondicional de Dios, perdonando cada pequeña cosita que aun no he perdonado, aceptando por completo a cada persona que aun no he aceptado totalmente, dejando de lado todo juicio de condena que aun albergue mi mente y mi alma. Pero siento que la batalla ya está ganada, porque veo que cada día confío más en Dios y menos en la sabiduría de este mundo. Y al mismo tiempo, veo que mi bienestar aumenta cada día en la misma medida que voy reemplazando un sistema de pensamiento por el otro. Sólo me apena un poco constatar que hay tanta gente, que por distintas razones, no es capaz de seguir este mismo camino. Pero a la vez tengo total confianza que absolutamente todos los hijos de Dios, tarde o temprano, caminarán este mismo camino; el Camino que comenzó Jesús y que hasta nuestro hermano más pequeño está destinado a caminar algún día, hasta el glorioso final de la dicha infinita."